

Dra. Eka Pérez-Franco
Algeóloga Orofacial
Máster en Tratamiento del Dolor
El bruxismo, el síndrome de la pierna que no descansa, el sueño fragmentado y el insomnio, son de los desórdenes del sueño más frecuentes.
En años recientes se clasificó (Clasificación Internacional de Desórdenes del Sueño) al bruxismo nocturno como un desorden motor del sueño y lo asociaron a despertares frecuentes en la actividad cerebral (monitoreada a través de polisomnografías o estudios del sueño).
El bruxismo nocturno se caracteriza por movimientos repetitivos y cíclicos de los músculos masticatorios, que pueden incluir charrasqueo y/o apretamiento de dientes.
En niños, cerca del 40 % de la población menor a los 12 años de edad, presentan bruxismo nocturno, sin que esto signifique que esta situación se asocie a dolor y disfunciones mandibulares o que se mantendrá durante la edad adulta.
En los adultos el porcentaje de bruxismo baja a cerca de un 15 %, y también, muchas veces no se asocia a síntomas, signos o disfunciones cráneo-mandibulares. Pero en algunas personas, el tener bruxismo sí se asocia a problemas importantes que van desde desgastes o fracturas dentales frecuentes, hasta dolores faciales, cefaleas y aumento de la frecuencia de migrañas.
El bruxismo puede afectar la calidad del sueño, asociándose a micro-despertares cerebrales, que hacen que el sueño se fragmente y no se logre un sueño reparador.
Existen varios tipos de bruxismo, asociándose algunas veces a movimientos musculares laterales, que pueden producir desgaste dental, pero otras veces, asociándose exclusivamente a apretamiento mandibular y/o dental, y producir inflamación o degeneración en las articulaciones de la boca (articulaciones temporomandibulares).
El movimiento muscular de los músculos de la masticación que se ve durante el bruxismo puede también asociarse a cuadros inflamatorios y contracturas, que pueden a su vez producir dolores faciales, dolores de cabeza del tipo tensional, dolores miofasciales, aumento en la frecuencia de cefaleas del tipo migraña, entre otros.
El bruxismo puede verse impactado y aumentar, con niveles elevados de estrés y/o ansiedad, con algunos medicamentos (por ejemplo, algunos antidepresivos), con una pobre higiene del sueño, o con el uso de sustancias que estimulan el sistema nervioso, como la cafeína.
El uso de bebidas, suplementos o medicamentos con niveles elevados de cafeína, puede aumentar los niveles significativamente los niveles de bruxismo.
Ciertas bebidas carbonatadas, bebidas a base de hierbas, bebidas energizantes, ‘boosters’ para deportes, entre otros, pueden contener elevadas cantidades de cafeína.
El uso de estas sustancias en grandes cantidades y en horas de la tarde o noche, puede tener un impacto enorme en los niveles elevados de bruxismo, y a su vez, potenciar dolores musculares, cefaleas, dolores faciales y distintos problemas del sueño.
Es recomendable limitar la ingesta de cafeína en menos de 100 mg por día, y preferiblemente antes del mediodía.
Siempre, el diagnóstico y manejo oportuno son indispensables.