Los contaminantes atmosféricos que absorbe la nieve durante su formación no son más peligrosos que los del aire que respiramos con normalidad. Eso sí, tampoco debemos excedernos con esta práctica, ya que la nieve contiene un cierto número de bacterias que pueden desencadenar infecciones en nuestro organismo.
La nieve artificial, aunque generada de manera mecánica, se compone únicamente de agua y aire.Como en el caso anterior, probarla (que no alimentarnos a base de ella) no supone un riesgo para la salud.Si por el contrario, nos encontramos aislados en la alta montaña y bajo condiciones térmicas extremas, debemos abandonar del todo esta idea. Comer nieve no sólo no servirá para hidratarnos, ya que provocará el efecto contrario al aumentar de golpe nuestra temperatura corporal, sino que su ingesta podrá ocasionarnos también quemaduras en la boca y los labios, que al infectarse dificultarán la ingesta de otros alimentos y líquidos.