

El síndrome de acumulación compulsiva, también conocido como el síndrome de acaparador compulsivo, es un trastorno psicológico caracterizado por la tendencia a la acumulación de artículos u objetos en forma excesiva en referencia a cantidades socialmente aceptadas y la incapacidad para deshacerse de ellos, incluso si los objetos no tienen valor, son peligrosos o insalubres. Este acaparamiento compulsivo puede afectar la movilidad en la vivienda e interfiere con las actividades básicas, como cocinar, limpiar, reposo, dormir y el uso de instalaciones sanitarias.
El síndrome representa un apego excesivo a tales posesiones al punto que se incomodan si otros tocan sus cosas, o les angustia la idea de desechar o separarse de estas debido a una necesidad percibida de guardarlas o rescatarlas. Una persona con trastorno de acumulación experimenta angustia ante tal idea y como resultado se produce una acumulación excesiva de artículos, independientemente de su valor real o sentimental.
No está del todo claro si el síndrome de acaparador compulsivo es un trastorno aislado o se combina con otros problemas, como el trastorno obsesivo-compulsivo o el síndrome de Diógenes. La presencia de este trastorno se estima del orden del 2 al 5 % en adultos, aunque es probable que se eleve con los reportes de paranoicos, esquizofrénicos, obsesivo-compulsivos.
Una salida
Como sucede con la mayoría de dependencias, el primer paso para salir adelante es reconocer la necesidad de acumulación. En seguida, es necesario proponerse superar esta tendencia y establecer metas concretas a corto y mediano plazo.
Hay dos cosas que los acumuladores deben hacer para comenzar a salir del círculo vicioso en el que viven; la primera es desapegarse emocionalmente de los objetos (nuevos o acumulados), y la segunda es comenzar a clasificarlos y deshacerse de ellos.
Este puede ser un proceso largo y difícil. Quienes acompañen al acumulador tendrán que armarse de paciencia y comprender que para él las cosas no significan lo mismo que para todo el mundo. Son su refugio del mundo exterior, su barrera de seguridad, y el lugar en donde han depositado votos de amor y confianza que deberían haber depositado en seres humanos.