Como miembro de la asociación panameña de cirugía plástica, estética y reconstructiva me siento en la obligación de notificar a la población sobre un nuevo problema que se está viendo con mayor frecuencia en estos últimos meses. Un número creciente de pacientes, panameñas y extranjeras, residentes en nuestro país, están acudiendo a los consultorios de médicos para que se les dé “seguimiento” a las operaciones que se realizaron fuera de Panamá. Es cierto que muchas de estas pacientes no presentan complicación alguna; sin embargo, aquellas que manifiestan dificultades con la cirugía, pueden terminar con un serio problema de salud, que en ocasiones, pone en peligro sus vidas. Hablo específicamente de aquellos pacientes que se van a otros países como Colombia y Venezuela que por el cambio en la moneda local les sale más económico.
Con la popularidad creciente de las personas que navegan por el internet y utilizan las redes sociales es muy difícil no caer en la tentación. Se les ofrece “paquetes” muy convenientes que incluyen transporte, hospedaje y, por supuesto, los gastos de su cirugía. Todo esto con los precios aparentemente muy por debajo del costo promedio para un procedimiento similar llevado a cabo en nuestro país. Hace un tiempo el único problema serio que teníamos era el del “intrusismo:” médicos sin idoneidad para ejercer en Panamá, operando al margen de la ley, en lugares no aptos (cuartos de hotel, apartamentos, consultorios) que se adaptan para poder hacer procedimientos quirúrgicos como si fuera un hospital.
El paciente promedio no sabe que un salón de operaciones tiene una serie de requerimientos básicos. Se necesita obtener los permisos y el aval del Ministerio de Salud, deben contar con el equipo adecuado y las condiciones de asepsia mínimas; y no estamos considerando las divisas que se llevan sin pagar los impuestos en Panamá, con el perjuicio a la economía. Colombia es un gran país, con muy buenos profesionales en medicina y en otras carreras; pero en Panamá también tenemos gente muy bien formada, que hacen su trabajo con esmero y dedicación.
El caso de Venezuela es diferente. Este país tiene carencias severas en muchos rubros (alimentos, medicinas e insumos médicos) que hacen muy peligroso realizar procedimientos quirúrgicos de mediana y gran complejidad. Cualquier operación puede tener complicaciones hasta en las mejores manos, pero nos da tranquilidad el saber que contamos con los insumos y las medicinas necesarias para resolver los problemas que se puedan presentar.
Estas personas no toman en cuenta que las cosas pueden salir mal durante un procedimiento quirúrgico, lo que les obligaría a permanecer más tiempo del que habían estipulado fuera de Panamá. Esto incrementa los costos considerablemente, pues deben pagar más por su estadía. No todo lo que brilla es oro.
Hemos visto en los últimos meses varios pacientes con complicaciones que se hubieran podido evitar con tan solo contar con las condiciones adecuadas; pacientes con implantes mamarios infectados, con extrusión (salida) de las prótesis, también hemos visto una infección severa (gangrena húmeda) de los tejidos blandos del abdomen y la cadera por una liposucción. En una ocasión recibimos una paciente con una infección en la cara (carrillos y surco nasogeniano) por bacterias de difícil tratamiento (micobacterias atípicas). Este último problema aún persiste sin una solución adecuada para la paciente.
qué podemos decir de aquellas pacientes que se rellenan los glúteos con “biopolímeros.” Estos materiales de relleno no pueden ser re - movidos en su totalidad pues están diseminados por todo el tejido. Las complicaciones más frecuentes que vemos son la pigmentación y la decoloración de la piel que conlleva a manchas permanentes, infección y la migración del producto a lugares como las piernas, la espalda e incluso a los genitales externos. Por último, recibimos una paciente operada de implantes mamarios en Venezuela, hace 1 año, que tuvo un “rechazo” de las prótesis y tuvo que ser reintervenida en Venezuela para retirarle los implantes. Esta misma paciente tuvo secreción constante por una de las cica - trices de la mamaplastia hasta que luego de una intervención en el Hospital Santo Tomás, se le extrajeron tres (3) gasas de la cavidad de la mama, que habían sido dejadas por descuido durante el procedimiento anterior.
Dichas gasas no fueron detectadas por los métodos convencionales de radiología, pues no eran gasas especiales para uso en salón de operaciones, con marcador visible a los rayos x. Esto sucede por falta de insumos quirúrgicos adecuados y descuido al hacer el conteo de las gasas al final del procedimiento.
Estos pacientes acuden a las clínicas privadas en Panamá y se encuentran que los médicos no quieren atenderlos. La explicación es muy sencilla. Nadie tiene que hacerse responsable por una cirugía realizada en otro país y por otro médico: “yo no sé qué le hicieron al paciente ni en qué condiciones, por lo tanto no puedo hacerme responsable.” Finalmente, terminan en los hospitales del sistema público de salud, ya sea en el Ministerio o la Caja del Seguro Social, en condiciones de deterioro avanzado y nos toca resolver estos problemas, con los escasos recursos que tenemos en nuestros hospitales. Esto hace que nuestros medicamentos e insumos se agoten con más rapidez, en detrimento del pre - supuesto de Salud, lo que se traduce en un mayor gasto para el bolsillo de todos los panameños. Su salud no es un juego. Infórmese bien antes de considerar un procedimiento estético “económico” en el extranjero. Tome en consideración los riesgos y beneficios de operarse lejos de casa.
Dr. Jorge Cowes